Premio Oscar a «Historia de un oso» revela buena salud de cine chileno
La animación «Historia de un oso», la original metáfora del exilio, convertida el domingo en la primera estatuilla dorada para Chile en la historia de los premios de la Academia del Cine estadounidense, revela el buen estado de la cinematografía local.
Un oso enfrentado al encierro en un circo, en una mirada al desarraigo obligado en tiempos de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), logró la primera nominación para el cine chileno de un dibujo animado y triunfó tres años después de «No», la cinta de Pablo Larraín que recreó el final de Pinochet y que perdió en la ceremonia de 2013.
«La historia del cine chileno es de altibajos, pero en el último tiempo ha ido ganando espacios, los últimos años muchas obras chilenas han ganado premios en importante festivales, pero el Oscar, es una notoriedad especial claro», dice a Xinhua, María Josefa Silva, una de las más reconocidas críticas de cine del país.
«Revela la buena salud del cine chileno de la actualidad», añade.
El corto animado que habla de un oso que recuerda su vida y va mostrando una serie de maquetas que representan la tragedia que vivió junto a su familia al ser capturado por un circo, se impuso al poderoso estudio Pixar que era el favorito.
El filme chileno de Gabriel Osorio que ya había triunfado en el festival «The Short List» en Cleveland, Palm Springs, Nashville y River Run, es creación de la productora local Punkrobot, que demoró dos años en desarrollar los diez minutos que es posible apreciar en pantalla.
Respecto a la temática que aborda la película, el régimen de Pinochet y sus secuelas, una referencia que se toca en varias producciones fílmicas locales, la crítica de cine del periódico «La Segunda», lo cree natural.
«Es nuestro caballo de Troya, la dictadura aparece como motivo en muchas producciones chilenas, es como Vietnam para Estados Unidos en cierto momento de su historia», dice Silva.
«Necesitamos exorcizar aquella parte traumática de nuestra historia, por eso aparece una y otra vez», agrega.
De hecho, en 2013 la primera película chilena en postular formalmente a los Oscar, fue «No» y abordó el plebiscito que significó el término del gobierno de facto.
«Acá hay exilio pero también desarraigo, por eso dice a muchas personas cosas diferentes, funciona en muchos planos», añade.
Respecto a los que significa para el cine chileno, la periodista estima que se trata de un nuevo momento en la cinematografía chilena.
«Esto pone al cine chileno en el centro de atención mundial, su producción, el modo de hacer arte, creo que eso lo hace muy relevante, demuestra que se están haciendo bien las cosas; está película obtuvo 55 premios antes, no puede haber tanta confusión. Se trata de un producto de la mayor calidad», agrega.