Influencers e industria de la moda: Un matrimonio del que todos deberíamos tomar nota
Influencers. Nadie negará que estamos ante una de las palabras de moda. Hablamos de unos profesionales que, gracias a su naturalidad y conocimiento sobre un determinado nicho de mercado, consiguen grandes y fidelizadas audiencias. No es de extrañar que las marcas hayan caído rendidas a sus pies.
En mayo de 2016 el estudio realizado por la firma Annalect revelaba que el 49% de las personas participantes se basa en las recomendaciones de los influencers a la hora de efectuar sus compras. He aquí el motivo del meteórico ascenso del marketing de influencia.
Las marcas y los influencers están condenados a entenderse. El secreto reside en que las primeras entiendan que no pueden cambiar a los segundos. Tiene que contar con espacio para su creatividad por lo que la mejor opción es trabajar con aquellos profesionales que mejor se adapten a nuestros valores y objetivos. Un asunto en cierto modo tedioso pero que compensa (y mucho).
Un claro ejemplo se produjo el pasado año durante la Semana de la Moda de Nueva York. Más de 427.000 imágenes fueron compartidas en las redes sociales relacionadas con el evento. Cifra que reportó más de 113 millones de acciones en estas plataformas. De las 10 mejores fotografías de Instagram, ocho fueron publicadas por modelos o influencers.
El mundo de la moda es uno de los territorios en los que mejor se aprecia la relación entre influencers y marcas. Muchos profesionales de la industria se quejan o muestran recelosos ante la cada vez más ingente cantidad de blogueros e influencers. Es aquí donde las marcas deben poner orden y trabajar con los que mejor se adecúen a sus objetivos y valores.
La necesidad de contar con un plan
De la misma forma que las marcas desean fervientemente contar con influencers en sus campañas y acciones, las compañías tienen que tener influencia sobre sus marcas en sus programas.
El trabajo con influencers va mucho más allá de acciones puntuales. Se trata de establecer relaciones duraderas en el tiempo por lo que debemos recompensar la influencia de estos profesionales no sólo en los contratos. Por ejemplo y en el caso del mundo de la moda, invitándoles a eventos.
Sin abandonar la industria de la moda, no se trata de llenar citas como la Semana de la Moda de Nueva York con influencers esperando que actúen. Hay que ser marcas proactivas y proporcionarles materiales como se hace con la prensa. El objetivo es que cuenten con la mayor y más precisa información sobre nuestros productos.
Una vez han pasado estos grandes eventos la relación debe continuar. Un ejemplo bastante claro de buen hacer en este sentido nos llega desde L’Oréal. La marca desarrolla diferentes programas con creadores de contenido para su canal de YouTube y redes sociales.
Una forma de seguir ofreciendo activos a sus consumidores sin la necesidad de que se celebre ningún gran evento. Este es el camino para generar esa relación entre influencer y marca de la que hablábamos anteriormente.
Una forma de fidelizar para contar con un recorrido y poder trabajar de forma activa y positiva en los grandes eventos de la industria. Al fin y al cabo el objetivo es que el público, sea cual sea el canal, disfrute de las experiencias que ofrecemos.